• La enfermedad comienza generalmente de forma lenta e insidiosa con manifestaciones generales que presentan otras enfermedades, como la fiebre o la astenia, unidas a la afectación de las articulaciones.
• Inicialmente se produce una inflamación que resulta apreciable a simple vista y causa dolor en el individuo que la padece.
• Se presenta aumento de volumen de una o varias articulaciones.
• Rigidez articular tras el descanso nocturno que va desapareciendo progresivamente a medida que el paciente ejerce su actividad diaria.
• Debilidad muscular y limitación de la movilidad.
• Abultamientos duros llamados nódulos reumatoides en las zonas de roce de la piel como los codos, el dorso de los dedos de las manos, de los pies y que también pueden localizarse en el interior del organismo.
• En estadios avanzados de la enfermedad, el paciente puede tener deformidades, debido al deterioro progresivo de las articulaciones afectadas.
• La artritis reumatoide puede evolucionar y afectar a órganos vitales como el riñón, corazón o pulmón, a menudo causa sequedad de la piel y las mucosas.
• A largo plazo, la consecuencia de la enfermedad sin tratamiento adecuado es limitación e incapacidad para la realización, inicialmente, de las actividades laborales y posteriormente de la vida diaria del sujeto que la padece.

Si tienes alguno de los síntomas mencionados y especialmente si persisten durante más de dos semanas o más, es importante que consulte al reumatólogo. Un diagnóstico y tratamiento a tiempo pueden prevenir y limitar el daño a las articulaciones afectadas por la artritis.