- El alcohol no es bueno para la artritis, ya que no combina con el tratamiento porque muchos de los medicamentos que los reumatólogos prescriben para la inflamación, el dolor y la rigidez frecuentemente producen reacciones secundarias como gastritis y úlceras, las cuales empeoran con el consumo del alcohol.
- Los fármacos para el tratamiento de la artritis reumatoide como el metotrexato o la leflunomida, incluso el paracetamol, al mezclarse con el alcohol aumentan el riesgo de sufrir daños hepáticos.
- La razón principal detrás del daño hepático es que el alcohol y los medicamentos se metabolizan en el hígado; así, el consumo de ambas sustancias al mismo tiempo aplica presión extra en el hígado y acelera su toxicidad.
- El alcohol también ejerce efectos negativos interfiriendo en la calidad y en la duración del sueño. Se sabe que las enfermedades reumáticas están asociadas al insomnio y debido al uso del alcohol puede aumentar el dolor, exacerbarse la depresión y reducirse la actividad física.
- Un consumo rutinario de alcohol reduce el abastecimiento de sangre a los tejidos de los huesos, llevando a la muerte celular o necrosis ósea.
- Produce deshidratación, que provoca la reducción de la lubricación de las articulaciones y el aumento del dolor.
- Disminuye el contenido nutritivo de los alimentos que se ingieren, llevando a la supresión del sistema inmunológico y a la agravación de la inflamación.
Es mejor no consumir alcohol. Las mejores maneras de relajarse y de descansar el cuerpo son una dieta saludable, el ejercicio, el control de peso y abstenerse del tabaco.
El alcohol es perjudicial. Si padeces de artritis reumatoide o gota, los síntomas pueden empeorarse a partir del consumo de alimentos o bebidas ricas en purinas, como es el caso de la cerveza; además se incrementa el riesgo de padecer otras enfermedades como diabetes, derrames cerebrales y cánceres de mama, colon, esófago, boca o garganta.