Las técnicas de imagen ayudan a realizar el diagnóstico de la artrosis y permiten una evaluación objetiva de la gravedad de la enfermedad y de la respuesta al tratamiento.

Las modalidades de imagen valiosas en reumatología incluyen radiografía convencional, tomografía computarizada, resonancia magnética, ultrasonido musculoesquelético, gammagrafía, artrografía, densitometría ósea y angiografía.

• Radiografías simples. Es definitivo que las radiografías simples de las articulaciones afectadas continúan siendo la regla de oro en el campo de la imagenología para el estudio de la artrosis.
• Tomografía axial computarizada. Es de gran ayuda en el estudio de algunas articulaciones, como las esternoclaviculares, las sacroilíacas, lesiones del esqueleto axial, como hernias de disco y otras condiciones que causan estenosis espinal, fracturas no apreciables en placas simples, etc.
• Resonancia magnética. Ofrece ventajas sobre la tomografía porque tiene mayor capacidad de resolución para identificar daño en tejidos blandos, erosiones óseas de manera temprana y edema intraóseo.
• Ultrasonido musculoesquelético. Es de gran ayuda para la definición de diversas lesiones de tejidos blandos, como tendones, especialmente del manguito rotador en el hombro, músculos y quistes sinoviales, dado que es muy sensible para diferenciar colecciones líquidas de colecciones sólidas. Además, permite identificar erosiones óseas de manera temprana.
• Gammagrafía. Es un procedimiento útil para identificar y precisar la presencia de inflamación articular, ya que los tejidos inflamados concentran ávidamente radiofármacos, aunque en la actualidad cada vez es menos usado en el campo de la reumatología.

En resumen, el médico tratante es el responsable de elegir qué estudios de imágenes se deben realizar para confirmar el diagnóstico de la artrosis.